lunes, 25 de octubre de 2010

Lima, mi ciudad

A puertas de
una nueva alcaldesa



A pesar de su caos vehicular, la informalidad, la falta de seguridad, disfruto vivir aquí. Nos hemos acostumbrado a convivir en una ciudad entre los pobres y los ricos, donde los primeros luchan por sobrevivir y los segundos viven a expensas de otros. Todos los días me levanto, prendo las noticias, cargadas de noticias frívolas pintadas de sangre y lágrimas, me baño, cambio y salgo para ir a la universidad. Subo a mi combi, cargada de música chicha, gritos del cobrador y, así los maldiga por jugar con mi vida para ganar más plata, no me imaginaría un servicio formal, donde tenga solo una línea, a una hora específica, que llego rápido y me deja donde yo decida. Si llego tarde, no importa, pues la hora peruana me lo permite y, la viveza de mi gente, ayuda si es que no quiero atender a clases. Así vivo todos los días y, no sé si me agrada ni en un 80%, pero me he acostumbrado. De todas formas, si tuviera que cambiar algunos detalles, mejoraría la educación de las personas, mayores posibilidades de transporte y el acceso a la salud. Tal vez por ello, no tenía muy seguro por quién votar, porque ambas tenían algunas de las cosas que me gustaría. Al final, sin tener mucha inclinación, marqué el mapa. Sin embargo, no discrimino a la casi alcaldesa de Lima, solo espero que no sea tan radical y que sus postulados tengan como principio los derechos a la vida, a la libertad y a la educación.

Maratón de comerciales

Spot x 40



Ver cuarenta spots publicitarios de una puede llegar a ser agotador. Cuando te encuentras expuesto a toda esta publicidad que quiere comprarte en tan poco tiempo, te das cuenta que solo son algunos los que te captan por completo desde y recuerdas al final. En mi caso, fue el de Nescafé, con su mensaje ya conocido de “darte un tiempo”. Me llamó la atención, pues me gusta mucho el café, por los actores involucrados, entre otras cosas. Nos damos cuenta que la creatividad es un elemento indispensable para ubicarse en la mente del consumidor. La mayoría, si no son todos, están destinados al consumo y a una clase media, por lo general de raza blanca y joven. Cada uno cuenta una historia en un tiempo record (entre 30 segundos y un minuto); por ello, no utiliza planos muy abiertos, sino planos medio, busto y algunos conjuntos, para facilitar la lectura. Debe captar la atención desde un principio, pues siempre está el riesgo de que se cambie de canal. Utilizan la animación digital y otros hasta actores famosos, para dar mayor credibilidad y confianza por parte del consumidor potencial. Asimismo, el producto se presenta a lo largo del spot, mediante los colores representativos, el slogan o el mismo producto. Su presencia es momentánea: la vida depende de la campaña, el dinero, entre otros.

miércoles, 13 de octubre de 2010

El precio de la verdad

¿A dónde se fue la moral?





Shattered Glass (El precio de la verdad) es un película basada en hechos reales que se lanzó en el año 2003. Nos hae reflexionar sobre la importancia de la ética y la moral en el ámbito del periodismo. Asimismo, genera en nosotros un cuestionamiento: ¿será todo lo que leemos verdad? ¿qué tanto arreglan o modifican noticias/hechos con el fin de vender más? Es así como un buen filme no solo se conforma con presentar una trama, sino que invita a la reflexión. Los medios de comunicación, encargados de presentar los hechos que mueven al mundo, tienen prácticamente el monopolio de la información. Por ello, la administración de esta debería ser cuidadosa, transparente, clara y veraz.
Creo que es uno de los retos a los que nos enfrentamos como esta nueva sociedad de red. Cada vez, más información se publica sin la necesidad de que esta sea especializada o necesariamente verdad. Así, en la "inocencia" de esta película, encontramos el precio que puede tener la verdad en nuestros días.

Noticias vanales

Mi infancia por tres



http://elcomercio.pe/noticia/653377/que-fue-chicas-tres-tres

Noticia que me hizo recordar buena parte de mi infancia, cuando todo era más fácil. Mis hermanas me torturaban preguntándome: ¿cuánto es tres por tres, ale? Todavía era muy pequeña y aprendí el arte de las matemáticas, aunque en realidad lo que aprendí fue a contar hasta nueve los personajes de mi serie favorita.